Sea cual sea tu creencia, siempre tenemos presente que nuestros actos serán puestos en balanza y juzgados para decidir luego cómo habrán de ser pagados. Pero en el mundo terrenal, nuestros actos no son juzgados por un ser etéreo, sino por otro ser humano, letrado de carne y hueso quien debe ser el dirimidor final de nuestro destino.
Del juez, la sociedad espera mucho, pues hacia ella va dirigida la actuación de aquél, por lo cual se le exige que en su función de juzgar la conducta de los hombres sea independiente y no deba más obediencia que a la Ley, a esa servidumbre que no mancha, como elemento esencial del contexto moral en que se mueve.
Por ello el consentimiento moderno, se vió en la necesidad de reconocer la independencia del juzgador en sus funciones, subordinándolo solo a la Ley, a esa servidumbre que no mancha, como elemento esencial del contexto moral en que se mueve. Por ello constitucionalismo moderno, se vió en la necesidad de reconocer la independencia del juzgador en sus funciones, subordinándolo a la Ley.
Esto nos lleva a un camino, que el juez en su condición de tal, debe rechazar cualquier presión política, recomendación, influencia, que pueda disminuir su imparcialidad, no debe olvidar en ningún momento lo que corresponde a ética, en razón de su función estatal, la autoridad que desempeña como juzgador, y la responsabilidad que tiene frente a la sociedad.
Analicemos el concepto de equidad, no debe confundirse con el de imparcialidad. La equidad tampoco es igualdad, sino indica diferenciación de proporcionalidad en la igualdad. La equidad, es la vida de la Justicia, implica moderación y representa el sentido moral de una decisión, dentro de los marcos jurídicos en que aquella debe adoptarse, por lo que vemos es grande la responsabilidad de conciencia que el Juez debe saber asumir con inteligencia, valentía, responsabilidad y con mucha independencia.
La motivación de la sentencia es, verdaderamente una garantía grande de justicia, cuando mediante ella, se consigue reproducir exactamente como en un croquis topográfico, el itinerario lógico que el juez ha recorrido para llegar a su conclusión: En tal caso, si la conclusión es equívoca, se puede fácilmente determinar, en qué etapa perdió el Juez la motivación.
Por ello, el juez debe ser digno sin llegar a ser orgulloso y al mismo tiempo humilde y no servil, estimarse a sí mismo, como para saber defender su opinión contra la autoridad de los poderosos políticos, o contra las incidias dialécticas de los profesionales y al mismo tiempo, tener tal conciencia de la humana falibilidad, que esté siempre dispuesto a ponderar atentamente las opiniones ajenas, hasta el punto de reconocer abiertamente el propio error, sin preguntarse si ello pueda aparecer como una disminuición de su prestigio. Para el juez la verdad ha de significar más que la prepotencia de los otros, pero también más que su amor propio.
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