En 1956, a tres años
de la muerte de Stalin, su sucesor Nikita Krushev en plena Guerra Fría, durante
un discurso inédito y valeroso frente a todo el Partido Comunista durante el
desarrollo del XX Congreso del Partido Comunista de la Unión Soviética sacó a la
luz pública lo que ya todos sabían pero no se animaban a denunciar. Las
inhumanas carcelaciones de los opositores dentro de los Gulags, las ejecuciones
en masa y el desprendimiento de los principios leninistas que habían
caracterizado a la Revolución Bolchevique y que se habían desnaturalizado con el
régimen de Stalin.
Pero lo que más
llamó la atención fue la herramienta psicológica de adoctrinamiento de masas
que usó Stalin a través de un mecanismo llamado posteriormente “Culto a la
personalidad” que consistía en la adulación excesiva de su persona y la
explotación de su imagen, una veneración que sobrepasaba los límites de la
realidad y concentraba los poderes del Estado en su líder, rasgos que podemos
observar en la mayoría, sino, todas las desalmadas dictaduras que conculcan las
libertades individuales e imponen cánones de enseñanza pública en la
ostentación de su democratización de la educación.
No es que se esté en
contra de la educación pública, pero cuando lo público está regentado por
dictaduras, no podemos sino esperar este tipo conversión ortodoxa en beneficio
del régimen. Así es como en Bolivia se pretende inculcar la enseñanza en los
colegios del “progreso boliviano” en la gestión de Evo Morales, lo que a la
postre no tendría mayor discusión, al final ya forma parte de la Historia
Boliviana, sin embargo, para no llegar a la fantasiosa y anecdótica reseña
paradisiaca de lo que representa el Gobierno de Evo, ésta debe estar delimitada
por la objetividad y narrar los hechos conforme a la realidad que se nos ha presentado.
Para ello, es
menester que la historiografía que abarca desde el 2005 hasta la actualidad sea
estudiada también por los mismos educadores para ser contada con suficiente
imparcialidad y sin obviar los escándalos que en 13 años de gestión han convertido
esa esperanza de una población de cambiar las bases de un Estado en repudio por
la vuelta cíclica en que se ha visto envuelta el partido de Gobierno con casos
de corrupción llegando a montos exorbitantes, represión indígena, intento de
deforestación de la madre naturaleza y la impostura de su candidatura
desconociendo el voto popular que le dijo No en un Referendum.
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