No existe un ápice de duda para sostener que el dictador Nicolás Maduro pasó a la infamia de la historia venezolana. Ahora ocupa una página en la historia mundial que retratan a las más viles dictaduras que lamentablemente aún existen, pero contra las cuales debe imponerse la libertad y la democracia como valores supremos de la sociedad civilizada.
La historia ha demostrado que para derrotar a las dictaduras es necesario el uso de la fuerza como medio de coacción y que el diálogo sólo ha contribuido a la prolongación de la tiranía, tomemos el ejemplo de Cuba que somete a sus ciudadanos prohibiéndolos de derechos políticos desde hace ya 60 años de monopartidismo.
La ayuda humanitaria que debía ingresar a Venezuela tenía como finalidad paliar la grave crisis que aqueja a la población cuyos bajos niveles de vida ha ocasionado el éxodo de 3,4 millones de venezolanos por la carencia de alimentos, medicinas y la galopante inflación.
Los asesinatos previos al 23 de febrero en el Estado venezolano de Bolivar, frontera con Brasil y la quema de un vagón que transportaba la carga humanitaria, dejan en evidencia lo desalmado que es el régimen del déspota Maduro, el cual, mientras se suscitaban los hechos, él realizaba un acto circense y grotesco al buen gusto, bailando ante un público igual o más perverso que él.
La negativa de abandonar el poder, la mirada de soslayo al problema sin el ánimo de solucionarlo, sino mas bien de acrecentarlo impidiendo el ingreso de la ayuda humanitaria se subsumen en el artículo 7 del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional toda vez que se evidencia una intencionalidad de continuar con el suplicio de la población civil arrojándolos a las condiciones infrahumanas ya expuestas.
El artículo 7, numeral 2 inc. b) del Estatuto de Roma (Suscrito y ratificado por Venezuela) define esta situación como "exterminio", dentro de la categoría de Crímenes de Lesa Humanidad. Los hechos registrados el sábado 23 de febrero tienen trascendencia en la comunidad internacional por ser violaciones a los derechos humanos y sirven como un antecedente más para el caso que ya se ventila en la Corte Penal Internacional, denuncia que fue impulsada en septiembre del 2018 por seis países.
Sin embargo, ante la premura del problema, el cerco diplomático no es suficiente debido al retraso que existe en la jurisdicción internacional en este tipo de asuntos. Tampoco la ONU es de fiar debido al veto existente que habrá por parte de Rusia o China cuando se discuta el tema en el Consejo de Seguridad sobre una posible de una intervención militar.
En este contexto, ¿Cuánto más hace falta para intervenir en Venezuela? La reacción tardía de la comunidad internacional para intervenir y evitar el genocidio de Ruanda en 1994 nos debe llevar a la reflexión, La Operación "Devolver la Esperanza" en Somalia fue un aprendizaje, atacar al origen de la enfermedad y no los síntomas, exterminar al lider somalí Mohamed Farrah Aidid, pero el mejor destino aciago que se merece el dictador Nicolás Maduro y su cuartilla de hampones es el que tuvo el "cara de piña" Noriega, entre rejas y con mameluco naranja.
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